Un día, alguien muy especial para mí llegó proponiéndome un reto, algo que no había hecho hasta ahora pero ella tenía tanta confianza en mí que al final pensé ¿Y por qué no?
Quería regalar a una amiga una sesión Boudoir.
Os explico, este tipo de sesiones se realizan en el domicilio de la persona (aunque también se puede hacer en mi estudio de Vilanova i la Geltrú) en ropa interior; son fotografías artísticas donde jugamos con luces y sombras, con siluetas que esconden más de lo que enseñan, provocación con un toque muy sutil.
Pero sobre todo y según mi forma de entenderlas, son fotografías en las que la mujer se acepta con sus defectos y sus virtudes, permitiendo que sea otra persona la que le descubra cuanta belleza puede haber en ese cuerpo al que machacamos tanto al mirarnos en el espejo.
A todas nos ha pasado, en algún momento de nuestra vida nos hemos tenido que enfrentar a un reflejo que nos devuelve una imagen que no nos gusta, a alguna parte de nuestra fisonomía que cambiaríamos en caso de poder hacerlo.
Pero chicas, TODAS SIN EXCEPCIÓN, tenemos una belleza, unos rasgos, partes de nosotras mismas que nos hacen bonitas y en las sesiones boudoir podéis comprobarlo. No hace falta ser modelo, de hecho estoy deseando que una chica con curvas se anime a demostrarse a sí misma que lo sexy lo llevamos todas de serie, sólo hay que saber buscarlo.
En este caso, la chica aprovechó para regalárselo a su pareja en San Valentín, pero podemos utilizarlas como una forma de superar muchos de nuestros miedos y “neuras”.
Os dejo sólo algunas de las fotografías.
¿Qué os parece? ¿Os atrevéis?